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La importancia de los pequeños proyectos en el tenis por Israel G. Montejo ( industria del Tenis)

Llevo muchos años observando que hacen clubes y federaciones en el tenis y reconozco, que, tanto tiempo después, sigo sorprendiéndome de la capacidad de trabajo, resiliencia y fortaleza de proyectos de pequeño tamaño pero grandísimos objetivos.

Decía un amigo de cuyo criterio me fio a pies juntillas, Koki Martí, que para organizar un evento hacen falta dos cosas: tiempo y dinero. Indudablemente. Yo añadiría una más: capacidad de trabajo.

Esa es la receta principal muchas veces de estos pequeños proyectos que son la base de la pirámide del tenis español trabajando en numerosas ocasiones a base del sacrificio personal de profesionales que se dejan la piel en el día a día para sacar adelante escuelas, torneos y eventos.

Como ejemplo, a mi, especialmente, me llaman la atención dos proyectos que considero tienen casi tintes titánicos. Labores como la de José Juan Méndez en el Club Tenis Síbora, un pequeñísimo club en la Isla Baja, en Tenerife, que tiene un protagonismo en el tenis nacional muy por encima de lo que su tamaño y capacidad podría dar a entender. Lo mismo sucede con la Federación de Tenis de Ceuta, onmipresente gracias a la labor ingente de Yasín Harrus. Son dos casos paradigmáticos de pequeñas organaciones lideradas con sacrificio, tesón y buen hacer.

Como ellos, hay muchos más ‘héroes’ que desde sus pequeños espacios hacen una grandísima labor por el tenis. Ahí están los casos, a vuela pluma de nombres como Freddy Santos en Cuenca; Fernando Rubio en EL Saladar; Julián García en Albacete; Ginés Pérez en Valencia y Castellón; Fernanando Esteve en Miranda de Ebro; Ángel Alonso, en Yecla; Laura Monterrubio en Alcorcón, Mónica Muñoz y Virginia Ruano en El Espinar… la lista es casi interminable, pero todos tienen una misma característica: pasión por el tenis y por el trabajo sin descanso. Y además, saben lo que hacen. Se merecen un homenaje, son el sostén de nuestro tenis.